La Unidad Educativa “Academia Militar San Diego” pionera en los cambios e innovaciones educativas, ha generado una educación integral con disciplina militar teniendo como hoja de ruta la valiosa experiencia recogida por la comunidad sandieguista a lo largo de su trayectoria histórica. Su accionar se enmarca en las dimensiones: Dios, Estudio y Disciplina, propone que sus estudiantes tengan claros conocimientos en las distintas áreas de la ciencia, tomando en cuenta los derechos y deberes del hombre, a fin de que se forme para ejercerlos. La Pedagogía de la Unidad Educativa “Academia Militar San Diego” pretende impartir una educación humanizadora, fraterna y personalizante, sin desconocer la dimensión trascendental del ser.
Patrono “San Diego de Alcalá”
San Diego nació en el seno de una familia pobre en San Nicolás del Puerto, Sevilla. Desde temprana edad se dedicó al Señor como ermitaño en la ermita de San Nicolás de Bari de su ciudad natal, y posteriormente, bajo la dirección de un sacerdote ermitaño, en la ermita de Albaida del Aljarafe (Sevilla). Ese mismo año, la ciudad de Roma fue azotada por una plaga y San Diego trabajó durante tres meses como enfermero para un gran grupo de monjes en el Monasterio de Araceli. En Arsafa durante su viaje a Sevilla realizó una de las curaciones milagrosas. El milagro de curación por intercesión de San Diego fue el del príncipe Carlos (1562), que cayó por las escaleras del Palacio Arzobispal y sufrió un grave traumatismo craneoencefálico.
La Virgen Dolorosa del Colegio, Patrona de la educación de la juventud
La Imagen de la Virgen María en la advocación de la Dolorosa del Colegio, es una oleografía de 52 cm de largo y 40 de ancho; sus elementos son visibles: “el corazón traspasado por siete puñales, en la mano izquierda los tres clavos de la Cruz, y con la derecha estrechando sobre su pecho, la corona de espinas.” El 20 de abril de 1906, en el comedor del internado del Colegio San Gabriel de los Padres Jesuitas, prodigiosamente la Madre Dolorosa parpadeó en repetidas ocasiones durante 15 minutos. Fueron testigos de este milagro el P. Andrés Roesch, sacerdote jesuita, el Hno. Luis Alberdi y 36 alumnos. La preciosa Imagen resplandece la sencillez y la dedicación profunda de su amor maternal que, a la vez, invita a sostener la legitimidad en la enseñanza de la juventud.