Dios es el Centro de nuestras vidas, creemos en él.  Con fe y confianza seguimos a Jesús quien nos invita a amar al prójimo en la acción.  Promovemos en nuestros estudiantes la práctica de valores en todas las facetas humanas, forjando en ellos personas de bien.

En las capacidades y potencialidades de los educandos encontramos la mayor riqueza y posibilidades de la humanidad. La tarea educativa tiene sentido siempre y cuando ayude a construir en el cadete la autonomía y la felicidad, otorgándole el papel principal.

Nuestra institución reconoce el trabajo pedagógico integral con disciplina militar, consideramos al cadete como un ser único valioso e irrepetible, en interdependencia y reciprocidad con su entorno familiar, natural y social respetuoso de la Casa Común.

Nuestra institución diocesana reconoce que, para gozar de credibilidad y alta estima por parte de los miembros de la comunidad educativa y la sociedad en general, se debe obrar honestamente cumpliendo con el deber de acuerdo a la moral y buenas costumbres.

Nuestra institución reconoce sin duda alguna que, para la formación de los estudiantes en la persistencia, la atención, el esfuerzo, el esmero y el logro de una meta, objetivo académico, profesional o de vida se requiere ineludiblemente de la autodisciplina.

Nuestra academia reconoce el trabajo de equipo como el camino más idóneo para lograr objetivos comunes, las diversas potencialidades de nuestros cadetes nos enriquecen, alcanzar acuerdos dentro del margen del respeto y la consideración es indispensable.